
Baiting: ataques disfrazados como recompensas o promociones
- Alex De los Llanos Dueñas
- Marzo 2025
Voy a ser honesto: a todos nos gusta lo gratis. Un descuento, un regalo, una oferta exclusiva. Suena bien, ¿verdad? Es casi instintivo, como cuando ves un anuncio que dice “Descarga este software premium sin costo” o “Gana una tarjeta regalo solo por registrarte” y algo dentro de ti te dice que aproveches la oportunidad.
Pero aquí viene la trampa: lo gratis, muchas veces, sale caro. Y ahí es donde entra el baiting.
Este tipo de ataque cibernético se basa en la manipulación psicológica. No te obligan a dar tus datos ni a instalar nada sospechoso. Tú lo haces voluntariamente. Porque crees que estás ganando algo. Y cuando te das cuenta del engaño, ya es demasiado tarde.
El baiting no es solo un truco más del manual de los ciberdelincuentes. Es uno de los más efectivos. Y lo peor es que la gente sigue cayendo, una y otra vez, porque apela a algo muy simple: la codicia, la curiosidad o el deseo de aprovechar una oportunidad única.
Hoy quiero explicarte cómo funciona, por qué sigue siendo tan común y, lo más importante, cómo evitar que te atrapen con el anzuelo.
¿Qué es el baiting y cómo funciona?
Piénsalo como una trampa de ratón. No puedes simplemente poner la jaula y esperar que el ratón entre. Necesitas un cebo. Algo atractivo, algo que despierte interés, algo que haga que el ratón baje la guardia.
En el mundo digital, ese cebo puede ser casi cualquier cosa:
- Un USB olvidado en la oficina con una etiqueta que dice “Planilla de salarios 2024”.
- Un email con un enlace para descargar un software exclusivo sin costo.
- Un anuncio en redes sociales que te promete un cupón de 100 euros solo por hacer clic.
- Una página web falsa que simula ser un concurso o una promoción oficial.
En todos los casos, el objetivo es el mismo: hacer que la víctima tome una acción impulsiva sin pensar en las consecuencias.
Por ejemplo, en el caso del USB, lo conectas a tu ordenador por pura curiosidad. Tal vez querías devolverlo a su dueño o revisar qué hay dentro. Y en ese instante, sin que te des cuenta, un malware se instala en tu sistema.
Si es un enlace en un correo, haces clic porque parece legítimo. Y al ingresar tu usuario y contraseña, los atacantes las capturan en segundos.
Y si es un anuncio engañoso en internet, descargas algo que parece inofensivo, pero viene con un virus camuflado.
Lo peor del baiting es que parece demasiado fácil de detectar… hasta que te atrapan. Porque juega con lo que queremos creer: que las buenas oportunidades existen y que nadie nos haría daño solo por querer algo gratis.
Pero los atacantes no juegan limpio. Y nunca lo harán.
Por qué seguimos cayendo en el baiting
Mira, no es cuestión de ser ingenuo o de no conocer los riesgos. Es cuestión de cómo funciona el cerebro humano.
Los ataques de baiting aprovechan algo llamado sesgo de recompensa. Es el mismo mecanismo que hace que entremos en sorteos, que juguemos a la lotería o que nos dejemos llevar por una oferta que parece demasiado buena para ser verdad.
A esto súmale que vivimos en un mundo donde todo es inmediato. Estamos acostumbrados a hacer clic sin pensarlo demasiado, a descargar cosas sin leer los términos, a registrarnos con nuestra cuenta de Google sin revisar los permisos. La prisa nos hace vulnerables.
Además, los atacantes han aprendido a hacer que sus trampas se vean legítimas. Ya no es como en los viejos tiempos, cuando los correos de estafa tenían errores ortográficos y venían de direcciones sospechosas.
Ahora, un ataque de baiting puede imitar perfectamente una promoción de Amazon, una alerta de PayPal o una campaña de descuentos de una marca real. Los ciberdelincuentes son pacientes y están dispuestos a invertir tiempo en hacer que sus trampas sean creíbles.
Y claro, también está el factor psicológico: nadie cree que le va a pasar hasta que le pasa.
Casos reales de baiting: cuando lo gratis salió caro
Para que veas que esto no es solo teoría, aquí te dejo algunos ejemplos reales de cómo el baiting ha causado estragos en empresas y usuarios comunes:
- El caso del USB en una empresa de finanzas: Un grupo de atacantes dejó varias memorias USB con etiquetas de “Informes financieros 2023” en el estacionamiento de una compañía. Un empleado encontró una, la conectó a su computadora y, en cuestión de minutos, un malware capturó credenciales de acceso y permitió a los atacantes infiltrarse en la red interna.
- La falsa actualización de Adobe Flash: Durante años, los ciberdelincuentes distribuyeron anuncios que alertaban a los usuarios sobre la necesidad de actualizar Flash Player. Miles de personas cayeron, descargando lo que creían que era una actualización legítima, cuando en realidad estaban instalando ransomware.
- Cupones falsos de Amazon: En fechas de Black Friday o grandes eventos de descuentos, circulan constantemente enlaces falsos que prometen tarjetas regalo de 100 o 200 euros. Al hacer clic y completar un formulario, las víctimas entregan información personal que luego se vende en la dark web.
A estas alturas, seguro ya estás pensando: “Ok, esto suena preocupante… pero ¿cómo evito caer en esto?”
La respuesta es más simple de lo que crees: desarrolla el hábito de la duda.
- Desconfía de lo que parece demasiado bueno para ser verdad. Un software premium gratis, un cupón de 200 euros sin requisitos, una descarga exclusiva… Si parece un chollo, probablemente no lo sea.
- Nunca conectes dispositivos desconocidos a tu ordenador. Si encuentras un USB tirado, entrégaselo a TI o deséchalo.
- Verifica siempre la fuente antes de hacer clic en un enlace. Si recibes un email con una promoción, no hagas clic. Ve directamente a la web de la empresa y revisa si la oferta es real.
- No descargues software de sitios no oficiales. Siempre ve a la página oficial del proveedor. Evita links de terceros o descargas directas desde foros y redes sociales.
- Habilita la autenticación en dos pasos (2FA) en todas tus cuentas. Si, por algún descuido, entregas tu contraseña en un ataque de baiting, el 2FA puede evitar que los atacantes accedan a tu cuenta.
Y lo más importante: no tomes decisiones impulsivas.
El baiting funciona porque nos hace actuar rápido, sin pensar. Si sientes que algo te está empujando a reaccionar inmediatamente, detente. Respira. Analiza. Esa pausa de cinco segundos puede salvarte de un gran problema.
Conclusión
Los ataques de baiting no requieren habilidades técnicas. Solo necesitan que alguien caiga en la tentación. Y lo peor es que cualquiera puede ser víctima. No importa si eres un usuario común o trabajas en una gran empresa.
Pero la buena noticia es que también cualquiera puede protegerse. No necesitas ser un experto en ciberseguridad, solo necesitas aprender a detectar la trampa antes de morder el anzuelo.
Así que la próxima vez que veas una oferta irresistible, un correo con un enlace sospechoso o un USB misterioso… pregúntate si realmente vale la pena el riesgo.
Porque, al final, lo gratis puede salirte muy, muy caro. Así que recuerda, si necesitas mejorar la ciberseguridad en tu empresa, no lo dudes, y contacta ya con nosotros.