
El "Síndrome del Superhéroe": El Peligro del Burnout en los Profesionales del Sector
- Alex De los Llanos Dueñas
- Julio 2025
En el imaginario de cualquier empresa, el experto en ciberseguridad es una especie de figura mítica. Es el tipo que está en una habitación a oscuras, iluminado solo por el resplandor de varias pantallas llenas de código, bebiendo café a las tres de la mañana mientras libra una batalla silenciosa contra un atacante anónimo al otro lado del mundo. Es el guardián digital, el que para el golpe mientras los demás duermen tranquilos. Es nuestro superhéroe particular. Y tengo que admitirlo, a los que nos dedicamos a esto, durante un tiempo, nos encanta ese papel. Nos alimenta el ego, nos da un propósito. Sentimos que somos la última línea de defensa entre nuestra empresa y el caos.
El problema es que nadie nos cuenta la segunda parte de la historia. Nadie nos habla de la kriptonita. Y la kriptonita en nuestro sector no es un sofisticado malware de día cero ni un ataque de denegación de servicio. Es mucho más mundana y mucho más letal. Es la alerta que te salta en el móvil durante la cena de cumpleaños de tu pareja. Es la llamada un sábado por la mañana porque un servidor ha hecho algo "raro". Es la presión constante de saber que un solo error tuyo, un solo descuido, puede costar millones de euros, la reputación de la empresa y el trabajo de tus compañeros.
Este peso, esta carga desproporcionada sobre los hombros de unas pocas personas, es lo que yo llamo el "Síndrome del Superhéroe". Es una cultura tóxica que nosotros mismos, los profesionales, hemos ayudado a crear, y que las empresas, a menudo sin mala intención, han explotado hasta el límite. Es la creencia de que para ser bueno en esto tienes que estar disponible 24/7, tienes que ser capaz de aguantarlo todo y no puedes permitirte fallar jamás. Y esa creencia nos está quemando. Nos está destrozando por dentro a un ritmo alarmante, y está dejando a las empresas en una situación de vulnerabilidad que ni imaginan.
Crónica de un 'Burnout' Anunciado: Las Señales que Deberías Estar Viendo
Puede que mientras lees esto, estés pensando en tu equipo de seguridad. Quizás tengas a una o dos personas que encajan en esa descripción de superhéroe. Y puede que estés viendo algunas señales, pero no sepas interpretarlas. Déjame que te las traduzca, porque las he visto docenas de veces. Son las fases de un burnout anunciado.
Todo empieza con el cinismo. Ese profesional que antes era apasionado y proactivo empieza a volverse negativo. Se queja constantemente de los usuarios ("siempre hacen clic en todo"), de la dirección ("no invierten lo suficiente") o de las herramientas ("este firewall es inútil"). No es que se haya vuelto un cascarrabias. Es su primera línea de defensa contra la frustración. Es la primera grieta en la armadura del superhéroe.
Después llega el aislamiento. El experto deja de comunicarse. Se encierra en su mundo, a menudo con los auriculares puestos todo el día. Evita las reuniones, responde con monosílabos. Siente que nadie más en la empresa entiende la presión a la que está sometido, que está solo en su trinchera. Así que, en lugar de pedir ayuda, se atrinchera aún más. Deja de compartir conocimiento, porque en el fondo siente que la responsabilidad es solo suya.
La tercera fase es la más peligrosa para el negocio: la caída en picado del rendimiento. Empiezan a cometerse pequeños errores. Tareas que antes se resolvían en una hora ahora se eternizan. Se le pasan por alto alertas importantes. La calidad de sus informes baja. No es pereza, te lo aseguro. Es agotamiento mental puro y duro. El cerebro, simplemente, dice basta. La persona que antes era tu activo más fiable empieza a convertirse en un riesgo.
Y al final, llega la ruptura. O bien un día recibes su carta de dimisión, a menudo para irse a un puesto similar por un sueldo ligeramente superior pero con la promesa de un mejor equilibrio de vida, o bien la persona simplemente "explota" y coge una baja por estrés o ansiedad de la que es muy difícil volver. En ambos casos, tu empresa no solo ha perdido a un empleado; ha perdido a su guardián, y con él, años de conocimiento institucional sobre tus sistemas, tus vulnerabilidades y tus secretos. Y te has quedado completamente a la intemperie.

Desactivando la Bomba: Cómo Cuidar a tus Guardianes
La buena noticia es que esto se puede evitar. Pero la solución no es comprar una mesa de ping-pong o poner fruta gratis en la oficina. La solución requiere un cambio de mentalidad en la dirección y en la forma en que se estructura la seguridad.
Lo primero es romper el mito del llanero solitario. La seguridad debe ser un deporte de equipo. Fomenta la colaboración, crea procesos donde la responsabilidad sea compartida. Y, sobre todo, habla con tu gente. Interésate por su trabajo, por sus frustraciones, por sus victorias. Que sientan que no están solos y que la dirección entiende y valora la complejidad de su labor.
Lo segundo, y esto es clave, es automatizar hasta la extenuación. ¿Recuerdas lo que hemos hablado en otros artículos sobre herramientas como SOAR? Cada tarea manual y repetitiva que le quitas a un analista es un pequeño trozo de cordura que le devuelves. Automatizar la respuesta a las alertas de bajo nivel libera a tus expertos para que usen su cerebro donde de verdad aportan valor: investigando las amenazas complejas. Es dejar de usar a tus cirujanos para poner tiritas.
En tercer lugar, hay que redefinir qué significa tener éxito. El éxito de un equipo de seguridad no puede medirse solo por la "ausencia de desastres". Es una métrica terrible, porque es invisible. Hay que celebrar las victorias proactivas. ¿Se ha detectado y parado una campaña de phishing simulada con un 99% de eficacia? ¡Celébralo! ¿Se ha completado una auditoría con buena nota? ¡Comunícalo! ¿Se ha implementado un nuevo sistema de seguridad a tiempo y sin incidentes? ¡Reconócelo públicamente! Haz que el buen trabajo sea visible.
Y por último, y esto puede sonar contraintuitivo: fuerza a tu gente a descansar. Los superhéroes no saben cuándo parar. Tienes que ser tú quien les obligue. Establece rotaciones de guardia realistas. Asegúrate de que las vacaciones sean sagradas y que nadie del equipo moleste al que está fuera, salvo para una emergencia de nivel apocalíptico. Demuéstrale a tu gente que te importan como personas, no solo como recursos que solucionan problemas.
Conclusión
Tu equipo de ciberseguridad es, de lejos, tu activo de seguridad más valioso. Más que cualquier firewall, más que cualquier software. Tratar a sus miembros como si fueran consumibles es la receta para el desastre. La mejor estrategia de seguridad no consiste en comprar más tecnología, sino en construir un equipo humano, sostenible y resiliente.
Cuidar a tus guardianes es la inversión más rentable que puedes hacer. Si sientes que tu equipo está al límite y quieres construir un modelo de seguridad donde las personas puedan crecer en lugar de quemarse, hablemos. Sabemos por lo que están pasando y cómo solucionarlo. Así que ya sabes, no dudes en contactar con nosotros.