
Threat Intelligence: Cómo Saber Dónde Va a Ser el Próximo Ciberataque
- Alex De los Llanos Dueñas
- Junio 2025
Si llevas más de dos décadas en el mundo de la ciberseguridad, como es mi caso, desarrollas una especie de sexto sentido para detectar la autocomplacencia. Y la veo por todas partes. Veo a directores generales que me enseñan su flamante sala de servidores, reluciente y fría, como si fuera una especie de santuario impenetrable. Me hablan de su firewall de última generación, de su antivirus con inteligencia artificial y de no sé cuántas herramientas más cuyos nombres parecen sacados de una película de ciencia ficción. Han gastado una fortuna en "cajas con luces" y creen sinceramente que han comprado su tranquilidad. Que están a salvo.
La realidad, la cruda realidad, es que la mayoría de las veces han construido una fortaleza de cartón. He visto empresas caer, y caer con todo el equipo, no por un fallo en su carísimo firewall, sino por un correo electrónico. Un simple email, bien redactado, que parecía venir de un proveedor de confianza y que un empleado de contabilidad abrió sin pensar. En ese clic se fueron por el desagüe años de reputación y semanas de trabajo. Porque la ciberseguridad de verdad, la que funciona en el mundo real, no va de las herramientas que tienes, sino de lo que sabes. Y la mayoría de las empresas no saben prácticamente nada de sus enemigos.
Piensa en ello por un segundo. No te enfrentas a un hacker solitario. Ese arquetipo de película está muerto y enterrado. Hoy te enfrentas a organizaciones criminales estructuradas. Son empresas, como la tuya, pero su negocio es el delito. Tienen departamentos, objetivos trimestrales y especialistas en cada área. Unos son expertos en encontrar agujeros en los sistemas que usas. Otros son maestros del engaño, capaces de escribir un correo que haría dudar a tu propia madre. Y otros se dedican a vender en los bajos fondos de internet la información que los demás te roban. Estos grupos no eligen a sus víctimas al azar. Te estudian. Miran tu página web, investigan a tus directivos en LinkedIn, averiguan qué software utilizas. Y cuando atacan, lo hacen con un plan. Mientras tanto, tú estás en tu despacho, confiando en que una de tus "cajas con luces" haga saltar una alarma. Pero cuando suena, amigo mío, el partido ya va 1-0 y juegas con uno menos. Es hora de cambiar las reglas del juego.
El Arte de Saber: Cómo se Cocina la Inteligencia de Verdad
Aquí es donde entra en juego lo que en mi sector llamamos Inteligencia de Amenazas. Olvida el nombre por un momento, suena demasiado corporativo. Piénsalo de una forma más sencilla: es tener una red de informantes. Es saber qué está planeando el enemigo antes de que mueva ficha. Es la diferencia entre un ejército que espera el ataque en su trinchera y uno que envía exploradores a territorio enemigo para descubrir desde dónde, cómo y cuándo vendrá el golpe. Este trabajo no es mágico ni automático; es un proceso metódico, casi artesanal, que se basa en la experiencia humana.
Todo empieza con una conversación. Con saber qué es lo que de verdad le importa a tu empresa. He perdido la cuenta de las veces que le he preguntado a un cliente cuáles son sus "joyas de la corona" y me ha señalado un servidor. Error. Tus joyas no son el hardware. Son la fórmula secreta de tu producto, la base de datos de tus clientes, los planos de tu nueva máquina o, simplemente, la confianza que el mercado tiene en tu marca. Eso es lo que hay que proteger. Una vez que tenemos claro el objetivo, empieza el trabajo sucio. Mi equipo se sumerge en los rincones más oscuros de la web. Imagina foros de aspecto noventero donde se subastan las contraseñas de directivos de empresa por 200 dólares. O canales de Telegram donde un grupo de ransomware publica, con total impunidad, los nombres de las empresas que ha secuestrado esa semana y pide un rescate. Recopilamos datos de ahí, de informes técnicos, de fugas de información... una auténtica avalancha de ruido.
Y aquí es donde la mayoría de las herramientas automáticas fracasan y donde el cerebro humano se vuelve insustituible. El verdadero trabajo de un analista de inteligencia es sentarse frente a esa montaña de ruido y encontrar la música. Es conectar los puntos que nadie ve. Es leer en un foro ruso sobre una nueva técnica para atacar un software de gestión, ver que un grupo criminal está buscando activamente víctimas en tu sector industrial y darte cuenta de que tu empresa usa precisamente ese software. De repente, tres datos inconexos se convierten en una advertencia clarísima. Una máquina te habría dado tres alertas de baja prioridad. Un analista experimentado te da una llamada que te salva el negocio: "Tenemos indicios claros de que van a por vosotros. Su objetivo es este y probablemente usarán esta técnica. Tenéis 48 horas para blindar esta puerta". Eso, y no otra cosa, es la inteligencia. Es conocimiento procesable. Y se entrega de forma distinta a cada persona: al director se le da el mapa del riesgo para que tome decisiones estratégicas; al jefe de sistemas se le da el manual del enemigo para que ajuste las defensas; y al técnico de guardia se le da la foto del sospechoso que está merodeando por la puerta trasera ahora mismo.
Dejar de Sobrevivir para Empezar a Competir: El Valor Oculto de la Inteligencia
El mayor error es pensar que esto solo sirve para parar golpes. Su valor real es mucho más profundo y tiene un impacto directo en la cuenta de resultados. Para empezar, te permite optimizar cada euro que inviertes en seguridad. En lugar de comprar a ciegas la herramienta que te recomienda un vendedor, inviertes de forma quirúrgica en protegerte de las amenazas que son reales para ti. Quizás descubres que tu mayor riesgo no justifica un firewall de 100.000 euros, sino una formación intensiva y de calidad para tus empleados que cuesta diez veces menos y es cien veces más efectiva para el tipo de ataques que estás sufriendo. Es pasar de gastar a invertir.
Pero va más allá de la defensa. La inteligencia es un arma competitiva. ¿Estás pensando en comprar otra empresa? Una investigación de inteligencia te puede decir si esa compañía es un nido de problemas de seguridad que vas a heredar. Conocer su verdadera postura de ciber-riesgo puede darte una palanca de negociación brutal o salvarte de un error millonario. ¿Quieres expandirte a un nuevo mercado? La inteligencia te puede advertir sobre los actores locales especializados en espionaje industrial en ese país, permitiéndote tomar contramedidas antes incluso de aterrizar. Te da una ventaja estratégica que tus competidores, que siguen jugando a la defensiva, ni siquiera pueden soñar.
Conclusión
En definitiva, integrar la inteligencia en tu estrategia es dejar de ser una víctima potencial para convertirte en un actor proactivo. Es transformar la ansiedad y la incertidumbre en un plan de acción basado en hechos. Significa que la ciberseguridad deja de ser ese departamento oscuro que siempre dice "no" y frena el negocio, para convertirse en un facilitador silencioso que te permite moverte más rápido, con más seguridad y con más confianza que los demás. No se trata de construir muros más altos, sino de tener un mapa mejor del terreno y saber dónde estarán los bandidos mañana.
Y recuerda que si necesitas ayuda con la ciberseguridad de tu empresa, no dudes en contactar con nosotros.